( A la
Primera Parte aquí )
…Con su cerebro registrando cada uno de los
ligeros sonidos que el viento le revelaba decidió desplazarse cual pequeña
persona sin un año de vida, abriéndose camino con palmas y rodillas.
Todo a su tacto era verde y los aromas eran
húmedos, con el sabor de la vida, la asfixia del silencio y la penumbra de la
noche eterna no parecían ser igual de terroríficas, no comparadas con la sensación
tibia de la masa amorfa que ahora era el cuerpo del Doctor.
Con cierto alivio dejo al cadáver atrás moviéndose
en dirección hacia donde el viento parecía mas fresco y los sonidos indicaban
un mayor espacio.
Las rocas eran suaves, pulidas y trabajadas
por el agua durante milenios y de lo que parecía ser el techo caían de cuando
en cuando las gotas que con caricias abandonaban sus grietas desde la
superficie.
Todo indicaba que estaba en alguna especie
de caverna, algún flujo olvidado del rio en el que estaba antes.
De pronto algo capto la atención de su
piel, la textura inconfundible de la corteza de un árbol, al principio pensó que
se trataba de un viejo árbol caído ya que su largo se extendía en horizontal,
hasta que siguiéndolo se encontró frente a la unión entre este o esta y el
cuerpo principal de la masiva planta.
Usando de soporte el tronco, trato con
dificultad rodearlo tropezando varias veces con las demás raíces que sobresalían
del rocoso y lleno de musgo suelo.
Maravillado por la enormidad del ente por
poco omite la única pieza que no encajaba en la corteza, cabello, rígido,
punzante, sobresaliendo de una nariz bulbosa y sobre una sonrisa que resonaba a
través del tacto… El Doctor estaba frente a él…
Con un miedo penetrante trastabillo y su
espalda encontró una de las raíces, mientras que con instinto buscaba como
defenderse, el Doctor avanzo un par de pasos, hizo un sonido turbio al pasar
aire de manera violente por sus orificios nasales para escupir y comenzó:
-Como sabes que estas vivo- no era pregunta
ni afirmación- como sabes a que sabes si no te has probado nunca, si nunca te
has comido, como te nutres de ti, como te alimentas, como creces- continuo en
tono plano.
-Cuando y cuanto vives, como y cuando
mueres, yo soy muerte y vida, tu muerte y tu vida.
El sujeto, temblando en impotencia
escuchaba sin desearlo y pensaba o recordaba que nunca había conocido al Doctor
antes… que no había forma de saber porque lo pensaba Doctor… ¿Quien era él? ¿Que
era él?...
¿Como habían llegado hasta aquí? ¿Y que era
aquí?...
Y en un instante todo cobro sentido… en un
momento todo volvió a su lugar… sus ojos estaban ahí y su boca se estaba
moviendo… en su mente “yo existo” se repetía sin cesar y a sus oídos llegaron
sus palabras…
“Cuando y cuanto vives, como y cuando
mueres, yo soy muerte y vida, tu muerte y tu vida… yo soy tú, o mejor dicho, yo
soy yo...”
El árbol se envolvió de llamas y el suelo tembló,
frente a él estaba él mismo y su larga vida se consumía a sus espaldas.
El fin violento trajo nueva luz a su
mirada, su cuerpo daba vueltas, el vértigo
se apodero de todos sus sentidos y las imágenes de la muerte en el campo de
batalla se tornaron nueva realidad…
En sus manos el arma incendiaria, un lanza
llamas, rociaba muerte a las pequeñas chozas de paja donde el “enemigo” vivía…
Confundido por la onda expansiva de alguna explosión su mente le revelo su
verdadero ser, en otra vida salvaba vidas, en esta las tomaba sin pensar o al
menos eso creía
.
El vistazo de su infierno personal, la
angustia de su corazón acallado y ciego por la inercia de las ruedas de acero
carcomieron su mente y redujeron su espíritu a cenizas… como las que ahora
flotaban en el aire.
Y en pesadilla y epifanía su risa, la risa,
resonó en lo profundo de su ser y el verdadero enemigo revelo su rostro y el
rostro era el suyo…
Desmontando los contenedores de su espalda
y posándolos en el suelo, sin miedo a la muerte en ráfaga de plomo, retiro de
su cinturón el arma corta y disparo contra los tanques de combustible envolviéndose
en el pegajoso químico de muerte ardiente.
Como el árbol en su visión, su grandeza y raíces
ardieron ante el candor de sus pecados…
La muerte llego a sus manos y nada sería
sorpresa en el mas allá, pues ya había visto el infierno antes de llegar a el y
quedarse para siempre…